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Los sinsabores de la pandemia: un año después de la cuarentena

Por: María José Negrete

Hoy, hace un año la vida nos cambió, lo que comenzó creyendo que iba a ser por pocos días y con la esperanza de que todo volvería a la normalidad muy pronto, se extendió por un tiempo mayor.

Era un tiempo de 20 días, solo desde el 24 de marzo de 2020 hasta el 13 de abril de la misma anualidad. Se esperaba estar pronto en el trabajo, volver a las clases, salir a pasear, pero ocurrió lo contrario.

Se hizo cada vez más lejano cuando la cuarentena se extendía una y otra vez sin parar. Cuando el estar los hogares con familiares conviviendo y sintiendo el diario vivir a su máxima potencia, o cuando por razones ajenas quedó mucha gente lejos de sus hogares y con la desesperación de querer volver.

En Wuhan, el lugar donde todo comenzó, y donde la gente empezó a aislarse por primera vez, fue donde se conocieron las primeras imágenes de calles solitarias, sin ruidos, todos comenzaron a hacer uso de las mascarillas faciales y allí solo quedaban expresiones con la mirada.

A partir de ese momento se hizo más fuerte y relevante la frase, “una mirada dice más que mil palabras”, porque dejamos de expresar con la sonrisa.

Con el pasar de los días Colombia hizo parte de ese mundo que quedó en completo silencio, confinado en sus casas, con más incertidumbres que certezas, con temores, e inexplicablemente con el disparo de las ventas de papel higiénico.

Teletrabajo

El mensaje era trabajar desde casa, los que pudieron lo hicieron, pero los que viven del día a día, del rebusque, no tenían otra opción, salir y exponerse para llevar la comida a casa.

Con eso se vino las ayudas del gobierno donde a muchas familias se les dio un ‘mercado’ y ayudas solidarias para poder sostenerse. Buena intención, pero nunca va a ser suficiente ante una abundante pobreza, miseria y necesidades insatisfechas en todas las regiones del país.

El emprendimiento

El ser humano necesita dificultades para buscar salidas y esta no fue la excepción.

Los emprendedores salieron a flote con ideas para buscar una fuente de ingresos, innovaron, diseñaron y construyeron proyectos que le ofrecían a las demás personas: Al principio era complicado, no todos estaban acostumbrados a comprar o hacer diligencias desde la virtualidad.

Los influencers se hicieron presente en esta labor, cuando comenzaron a ofrecer sus redes sociales para apoyar estos emprendimientos con la frase “yo compro local” y muchos de ellos implementaron diversas formas de ayudar a las personas que más lo necesitaban en esos momentos.

Educación virtual

Estudiantes que quedaron en lugares lejos de su hogar, o los que se fueron a sus pueblos con premura y luego se encontraron con inconvenientes que hacían que estudiar fuese un tema complicado porque no contaban con los recursos necesarios para poder conectarse a las clases o poder presentar sus trabajos, fue otro episodio que se enfrentó en ese momento.

Hoy se ha avanzado, pero no del todo. Esta pandemia desnudó realidades en el país, como la baja cobertura en conectividad. Pero a partir de allí, se hizo obligatorio cambiar el rumbo de la inversión pública.

Mucha gente perdió ese empleo que consideraban ‘el empleo de su vida’ y otras se quedaron en casa viviendo con el enemigo, porque la cifra de maltratos dentro del hogar aumentó con la cuarentena, otras sufrieron depresión, los niños también experimentaron cambios que los ha llevado a tener ansiedad y las mascotas también hicieron parte de ello.
Aún se vive cada cosa que se ha mencionado, y seguramente otras más por experimentar. Desde cualquier rincón del mundo, muchos se han ido para no volver y han dejado un sinsabor y un gran vacío en los que quedan, otros han superado estas difíciles pruebas y ciertas personas han bajado totalmente la guardia a sabiendas de lo que podría suceder.

Un año después de esa orden de confinamiento, el país está bajo la orden de toque de queda, y en departamentos como Córdoba bajo ley seca.

De nuestro comportamiento depende regresar a esa época de confinamiento total, pero más allá de las medidas, el control social es el único que me salva a mí, a ti, y a todos.

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