La tendencia surgió en 2012 y se ha popularizado a lo largo de los años por lo cual insisten en regulación urgente por parte del Congreso para poder implementar avisos de advertencia “que se necesitan en este tipo de productos aparezcan en el momento de la venta y que el consumidor tenga acceso a esa información y tome una decisión informada al momento de comprar los dispositivos”.
Francisco Ordoñez, presidente de la Asociación de Vapeadores, diferenció a los vapeadores de los cigarrillos asegurando que los primeros surgieron para “tratar de ayudar a las personas o como una alternativa para ayudar a las personas a abandonar el hábito del tabaco”.
A pesar de que el precio de los vapeadores se ha reducido casi en un 400% haciéndolos más asequibles para los jóvenes, la Asociación aseguró que las empresas del gremio han iniciado una campaña de concientización para evitar la utilización de vapeadores en menores de edad.
Por su parte, Blanca Llorente, directora de la Fundación Anaas y ponentes del proyecto para impuestos a vapeadores en el Congreso de la República, aseguró que, si deben tratarse de la misma manera “porque los mecanismos para promover la adicción y enganchar a los niños, niñas y jóvenes son exactamente los mismos y las políticas que funcionan para generar entornos protectores son las mismas que tenemos para el tabaco”.
Ordoñez insistió en la necesidad de tener un debate democrático para “mostrar las dos caras de la moneda y creo que es el momento de tomar decisiones”. Por otro lado, Blanca Llorente exigió no “disfrazar el tema” de que en otros países hay regulación.
Por lo pronto, el presidente del Congreso Roy Barreras insistió en un nuevo intento de gravar con impuestos a los dispositivos, pero la industria insiste en que se incentivará el contrabando, exponiendo a los jóvenes a productos peligrosos.
