Opinión

Tú decisión

Hay mujeres que quieren ser madres y no pueden. Hay otras que pueden y no quieren. Las variables son interminables al igual que las circunstancias y las experiencias que rodean a cada una de ellas.

El 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer, pero ya es una tradición que se haya extendido al resto del mes. Por eso decidí #sin recato conversar con mujeres que han vivido diferentes experiencias.

Una de ellas es Adriana Ripoll, una joven barranquillera, comunicadora social periodista que se practicó un aborto hace 13 años: “El aborto no debería existir en ningún caso”, advierte hoy.

“Era mi primer novio, yo tenía 21 años, llevábamos una relación de 2, con el viví todo lo bonito. Pero no nos cuidamos y quedé embarazada, sentí miedo y creí que mi hijo no me permitiría cumplir mis sueños. No le conté a nadie de mi familia. Mi novio si quería el bebé. Pero fue mi decisión, tenía 8 semanas de embarazo. Estaba a punto de graduarme. En el fondo no lo quería hacer. Era mi hijo. Pero pensé en mi familia, en el qué dirán, más que en mi vida o la de mi hijo”.

Adriana confiesa que vivió una verdadera pesadilla después del aborto, soñaba todas las noches con el bebé, y terminó con depresión. “Mi relación terminó y empecé a buscar el amor en todos lados, tuve muchas relaciones y así pasaron muchos años y el dolor no pasaba, me confesé con un sacerdote, regalaba ropa de bebé, pero el dolor seguía ahí”. El siguiente paso fue hablar con sus papás. “Les conté toda la verdad y fue un alivio”.

Adriana comenta que vivió la experiencia de un retiro de sanidad interior y “se lo entregué a Dios y me despedí de él. Hoy  Miguel José tuviera 13 años. Fue duro enterrar ese recuerdo y soltar el dolor pero desde ese día tengo paz”.

Adriana asegura que cuando las mujeres enfrentan ese tipo de situaciones se sienten solas y con miedo. Aprendió a valorar la vida desde la concepción, a no tener derecho sobre las demás personas. “Gané valentía al reconocer mi falta y a soltar el dolor”, afirma.

Hoy que rompe el silencio, se siente libre. Apoya a un grupo llamado ‘40 días por la vida’, a través de la oración y el testimonio. También edita algunas historias sobre otras mujeres que han abortado y las publica en revistas y columnas. “Sueño con tener hijos, lo deseo con todo mi corazón Dios lo sabe”, lo dice con entusiasmo.

Cuando le pregunté… ¿Qué hace falta para que el aborto no exista? Responde: “Es complejo, pero pienso que falta educación y más amor propio, porque si te amas, no te harías daño. Solo el amor sana”.

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