Opinión

Los carteles del narcotráfico siempre tuvieron a un poderoso ‘aliado’

Por: Toño Sánchez Jr.

Cuando el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, declaró en 1973 la “guerra contra las drogas”, no sé si lo hizo de manera burlesca o en serio. Lo único cierto al día de hoy es que todo parece indicar que esta tal guerra es una gran farsa que lo único de cierto que tiene es que ha dejado miles de muertos, violencia, corrupción y adictos.

Ya hace unos años el periodista mexicano J.J. Esquivel había dado un pincelazo en la búsqueda de la verdad de lo que pasó en realidad con el secuestro, tortura, asesinato y desaparición del agente de la DEA en Guadalajara, Enrique ‘Kiki’ Camarena, una tarde del 7 de febrero de 1985 en todo el frente del consulado de los Estados Unidos en la capital del Estado de Jalisco.

Allí dejó en claro que en el asesinato del agente de la DEA pudo participar la CIA, la agencia de inteligencia de EE.UU. Era algo descabellado, pero resulta que en eso consisten las llamadas ‘Operaciones Encubiertas’ o clandestinas de la CIA. Las que llegan a conocerse se desmienten y las que no, fue porque fueron un total éxito.

Al parecer, Camarena puso en riesgo una terrible alianza narcos-CIA, para proveer de armas a la Contra nicaragüense. Razón verdadera que llevó a su secuestro, tortura y asesinato para saber qué tanto sabía de esa oscura ‘alianza’.  

En este caso siempre se relacionó el asesinato de Camarena a su participación en el mayor decomiso de marihuana de la historia de México, en el racho Búfalo de propiedad de uno de los líderes del cartel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero. El mundo quedó atónito cuando el 6 de noviembre de 1984 conoció que allí había un sembradío de marihuana de 6 mil hectáreas y en donde llegaron a trabajar 10 mil personas, casi que en condición de esclavitud. No podemos olvidar que meses antes la misma DEA con una línea honesta de la Policía Nacional colombiana hizo el mayor decomiso de la historia de un laboratorio de cocaína en las selvas del sur de Colombia llamado ‘Tranquilandia’, de propiedad de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha.

Para continuar, tenemos que ubicarnos en los años 80 del Siglo pasado. Plena ‘Guerra Fría’. Imposición por parte de los Estados Unidos de la estrategia de la ‘Seguridad Nacional’. Auge de la ‘Escuela de Las Américas’ en Panamá. Y patrocinio de los norteamericanos de las más crueles dictaduras desde el sur del río Bravo hacia abajo.

Bueno. Resulta que Camarena empieza a golpear al cartel de Guadalajara que también era dirigido por Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo (Tío del también narcotraficante Amado Carrillo Fuentes). Estos a su vez tenían como socios y proveedores de cocaína a los carteles colombianos de Medellín y Cali.

Está documentado que estos carteles fueron contactados por un operador de la CIA para llevar a cabo una ‘operación encubierta’ que consistía en permitir dejar entrar cargamentos de droga a los Estados Unidos a cambio que los aviones que regresaban llevaran armas y pertrechos a la ‘Contra’ Nicaraguense que estaba luchando contra el gobierno sandinista que había derrocado al dictador Anastasio Somoza Debayle.

También se descubre que en el rancho Veracruz, en el norte de México, entrenaba la ‘Contra’ nicaragüense; esa hacienda era propiedad del narco Rafael Caro Quintero. Todo esto era conocido por el gobierno de México, autoridades y militares.

Por supuesto que todo lo anterior es desmentido por la CIA y periodistas y testigos han muerto en extrañas circunstancias. Por ejemplo, el periodista Gary Webb, murió con la insólita causa de suicido de DOS tiros de revólver en la cabeza.

Está también documentado que presidentes y políticos de México estaban al servicio de los narcotraficantes. A diferencia de Colombia, en donde los narcos quieren ser políticos en México quieren es tenerlos en nómina.

Se puede inferir que la ‘estrategia narca’ de los mexicanos fue copiada por los narcos colombianos para poder traficar con la complicidad de políticos y autoridades.

Pero sigamos.

Entonces, es claro que los narcotraficantes, -de México y Colombia-, se toman a pecho esta perversa alianza con la CIA. Por lo que se vuelven más peligrosos.

También es claro que Estados Unidos vivía preocupado por la ventaja que venían tomando las guerrillas en Colombia. No podían permitir que su aliado, geopolíticamente estratégico en la región, se lo fueran a tomar unas guerrillas comunistas. Por eso en este país la política de defensa no era impuesta por el presidente de turno sino por el país del norte. Y para que los de acá obedecieran se inventaron algo que se llamó la ‘Certificación’.

Con esto tenían en el bolsillo a presidentes y congreso.

Ahora tiene sentido por qué el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, a inicios de los 80 del Siglo XX rompe relaciones con las Farc y les declara la guerra y se alía con el jefe de las autodefensas del Magdalena Medio Henry de Jesús Pérez. Y por qué los narcos podían aterrizar en los helipuertos de la entonces Texas Petroleum Company.  (Esto fue documentado hace años por el escritor colombiano Carlos Medina Gallego).

No hay que olvidar que Juan Ramón Matta Ballesteros era ‘transportador’ del cartel de Guadalajara y después de los carteles colombianos. Además, que es muy conocido en Córdoba, Colombia.

Pero el asesinato de Enrique Camarena cambia todo y el escándalo Irán – Contras deja en claro todo lo turbio y sucio de las operaciones de la CIA con tal de contener el comunismo en este hemisferio.

En las investigaciones del Congreso de los Estados Unidos salen a relucir varios personajes involucrados como Óliver North, quien se echa toda la culpa, a quien poco tiempo después le dan inmunidad total. Pero hay un nombre que no puede pasar inadvertido hoy, Félix Rodríguez (También Félix Gómez).

Tres testigos protegidos de la DEA afirman haber visto a Félix Rodríguez interrogando a Enrique Camarena, en la casa 881 de Lope de Vega en Guadalajara en donde lo torturaron y asesinaron. Por supuesto que el exoperador de la CIA lo desmiente.

Viendo toda esta realidad, yo me pregunto: Félix Rodríguez estuvo en Colombia ayudando a ‘ensamblar’, primero, a las autodefensas del Magdalena Medio y después en 1997 a montar a las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC?.  Ojo, es un mero interrogante.

A las AUC le llegaron ‘como por arte de magia’ 7 mil fusiles desde Bulgaria. Dicen los que saben de estos quehaceres bélicos, que un contrabando de armas de esta cantidad no se mueve sin que la CIA lo sepa. Y al interior de las AUC siempre se sospechó que Humberto Ágredo, quien fue el que trajo las armas, tenía vínculos con la CIA, no era operador de ellos. Lo cierto es que hoy está protegido por el gobierno de los Estados Unidos en ese país.

Siempre se ha dicho también que Pablo Escobar fue un Frankenstein creado por los gringos para su idea de la ayuda a los ‘Contras’, por lo que tenía que acabarlo. Es aquí donde también se puede inferir por qué la DEA ‘acogió’ plenamente a los ‘Pepes’. Pero después tomó ‘distancia’ de ellos. Claro que los utilizó después para su lucha contra la gente del cartel de Cali y del Norte del Valle.

Hay dos curiosas ´coincidencias’. En el gobierno de Ernesto Samper se conforman ‘oficialmente’ las AUC y crecen. En el gobierno de Andrés Pastrana crecen más cuando el Ejército Nacional estaba en plena reingeniería y en pleno vigor el ‘Plan Colombia’. Y apenas el gobierno de los EE.UU. termina con esta reingeniería se busca ‘desmontar’ a las AUC como sea. Y esto pasa en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

Recuerden que lo primero que le mostró Uribe a los colombianos era que podían viajar por tierra nuevamente. Pero he aquí otra curiosa ‘coincidencia’. Las vías por donde podían viajar los colombianos eran las que habían sido quitadas a las guerrillas por las autodefensas y luego controladas por ellos mismos. Mire usted detenidamente en un mapa esas carreteras y en todas ellas había bases, camufladas por supuesto algunas, de las AUC.

Todo este relato para concluir que esta tal ‘guerra contra las drogas’ en una de las mayores farsas de los últimos 40 años. Las drogas más bien han servido es para financiar violencia, muerte y corrupción.

Cuántas vidas no se hubieran podido salvar de haber sido más honestos con esta lucha contra las drogas.

No sé si legalizarlas sea la solución, pero lo que sí creo es que debe saberse que han sido usadas para crear terribles grupos de muerte que han destruido países, todo dizque a cambio de un bien mayor.

Hasta la fecha yo no conozco ese ‘bien mayor’.

Tal vez hasta la vida de ese agente de la DEA, Enrique Camarena, no hubiese terminado como terminó, torturado cruelmente frente a los ojos de un operador de la CIA.

Con todo respeto les recomiendo ver el excelente, pero duro, documental de Tiller Russell, ‘The Last Narc’ (Lo tradujeron al español como ‘El Último Infiltrado’), y emitido en Prime Video.

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